miércoles, 17 de mayo de 2017

DEMOCRACIA O ¿DEMOS GRACIAS?

Nos adentramos de lleno en un año electoral, en donde todos sabemos lo que eso significa para los ciudadanos cañadenses. Las elecciones deberían tener un clima de repatriación y refundación constante de nuestra democracia; para valernos tácitamente de nuestros valores soberanos constitucionales. Sin embargo; ese no es el clima que estamos notando en nuestros conciudadanos. Creemos que es debido a la falta de credibilidad que depositamos en “nuestros representantes” -ya muy conocidos/siempre los mismos rostros- postulantes políticos. Todos los comicios tienen las mismas caras; pero sí, nunca con los mismos colores; porque ya no se votan ideologías ni acciones, ni siquiera se votan promesas; se votan “rostros que suenan”, con “colores que gustan”. Dice el famoso refrán: «Es mejor malo conocido, que malo por conocer…»

Pero, por supuesto; no todo es tan trágico. Las elecciones nos dan la posibilidad de reestructurar nuestra sociedad para que la democracia funcione mejor…o al menos para que funcione de una vez por todas, como su concepto lo explica: «La democracia (el latín tardío democratĭa, y este del griego δημοκρατία dēmokratía) es una forma de organización social que atribuye la titularidad del poder al conjunto de la ciudadanía. En sentido estricto, la democracia es una forma de organización del Estado en la cual las decisiones colectivas son adoptadas por el pueblo mediante mecanismos de participación directa o indirecta que confieren legitimidad a sus representantes. En sentido amplio, democracia es una forma de convivencia social en la que los miembros son libres e iguales y las relaciones sociales se establecen de acuerdo a mecanismos contractuales».


Estemos o no de acuerdo con estos valores, la democracia es el sistema adecuado para la sociedad de hoy, aquella que nos debería brindar la libertad, basada en derechos y obligaciones constitucionales; aquellos que  aprendimos a recuperar, y que debemos aprender a sostener. Sin caer en la disputa sobre qué tipo de democracia es la más justa; al menos mientras exista la democracia.

No es lo mismo pertenecer aun país con un gobierno democrático, que ser miembro de un país con un gobierno que  inventa las reglas de la democracia. Y por supuesto, no es lo mismo un país con ciudadanos libres que mediante democracia eligen con conciencia y soberanía; que un país que tenga ciudadanos cooptados y sumisos, por temor e intereses personales, que solo pueden expresar la frase hacia  su gobierno: “demos gracias”. Pues el gobierno en nombre del Estado no debe regalarle nada al pueblo; sino que el Estado mediante el gobierno de turno, debe garantizarle al pueblo la democracia plena y pura. Empezando en primer lugar para dar garantía a los derechos humanos.

Por Emanuel N. Soverchia

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