El Puerto
Barranqueras está inoperable en condiciones de seguridad estándar. El muelle
atraviesa una crítica situación de operabilidad producto del bajo nivel de agua
del riacho Barranqueras. Es nulo su calado a pie de muelle, lo que pone en
crisis su operatividad y en situación de
riesgo el uso de los guinches.
El Puerto carece de agua. Se ve claramente la tierra al
pie del muelle, que quedó totalmente
expuesto por la bajante, lo que permite ver los pilotes de hormigón,
que están deteriorados y sin mantenimiento. La falta de calado es total, lo que
hace que se opere en condiciones poco seguras.
Sin embargo, se continúa realizando transferencias de cargas de los rieles destinados al Plan Belgrano desde los
buques a la playa de estibaje.
Actualmente el nivel del Riacho es muy
reducido. Se mantiene naturalmente bajo, según la estación. La navegabilidad
segura se complica por las persistentes y continuas fallas de gestión de los administradores del Puerto.
La falta de dragado, que debería ser permanente, es una de las claves del mal funcionamiento
portuario. La embocadura del Riacho es innavegable y la desembocadura se
estrecha cada vez más, además de la pérdida de profundidad de la vía navegable.
Estas fallas terminan por invalidar periódicamente la operatividad del Puerto
Barranqueras.
Poca y riesgosa actividad portuaria
El Puerto acumula
un largo período de muy poca actividad.
Es insignificante el tráfico de mercancías que
despacha o que recibe y opera desde
los buques fleteros. Conspiran contra un mejor funcionamiento operativo y de
nivel de actividad portuaria su administración, sus propias fallas
estructurales y, fundamentalmente la falta de dragado del Riacho.
Las pocas veces que
el Puerto opera se produce cuando
descarga rieles chinos destinados al
Plan Belgrano, para la construcción del ramal ferroviario Avia Terai-Tostado.
Las barcazas tienen que anclar a ocho metros de distancia del muelle, lo que
hace que el guinche despliegue demasiado la pluma para la descarga.
La operación es
riesgosa dado el mayor esfuerzo que debe
soportar el guinche por la distancia que debe operar la grúa, que se produce
con reducido rendimiento operativo y mayores costos, generándose bastante inseguridad. Esta mecánica, costosa
y riesgosa, se ejecuta porque los gastos corren por cuenta del Puerto y los
beneficios para el bolsillo de algunos.
La contracara de
los negocios
El último
caso, sobresaliente y llamativo, fue la
contratación directa de la descarga de rieles chinos en el Puerto
Barranqueras y su reenvío a Avia Terai.
La Administración
de Infraestructura Ferroviaria (ADIF)
contrató con el Administrador del Puerto, Roberto Saturnino Benítez, un
paquete para la descarga y reenvío de 50 toneladas de rieles. A su vez, para
ejecutar esta tarea, la administración portuaria contrató -en forma directa y a precios superiores
a los vigentes en el sector- a empresas
de estibaje con pocos antecedentes y controladas, para lo cual utilizaron los decretos de emergencia.
Los precios
promedios manejados por operadores
privados son notablemente inferiores a
los que finalmente paga el Estado. De esta manera cerraron un buen negocio, que
podría haber sido evitado si la ADIF hubiera llamado a concurso o licitación
para contratar el mejor precio. Todo el manejo evidencia un proceso muy poco transparente del
organismo nacional y de los muchachos del Puerto Barranqueras, que es un nicho
de corrupción que opera solapadamente, encubierto detrás de la prédica del mito
de la postergación, de la reactivación,
del crecimiento y del desarrollo local.
Lo único que se logró fue que evadieron el sistema regular de contrataciones de
compras y de controles públicos, apañados por la emergencia decretada por los
gobernadores, mientras se contrataba a precios desproporcionados por tonelada de rieles descargados,
reenviados o estibados en el Puerto.
Es vieja la
realidad sobre la escasa o critica operabilidad del Puerto Barranqueras. La
prédica oficial por un puerto que sirva para el crecimiento y el desarrollo
de la región ya ni siquiera es un mito,
sino una destemplada publicidad estatal. Todo es muy costoso. El Puerto absorbió muchos
recursos públicos a pesar de su bajo rendimiento por escasa actividad
portuaria, más el pronóstico negativo sobre su futuro.
Todo sigue igual
pese a las reiteradas promesas de reactivación y de plena operatividad, aunque
se siga reclamando por la construcción del ramal para la conexión
ferroviaria. Cada vez se evidencia más
la falta de previsión, planificación y funcionamiento mínimamente eficiente,
sobre todo en el mantenimiento de la vía navegable. Ni siquiera han liberado la
embocadura del riacho Barranqueras, que permanece innavegable para los buques
por los bancos de arena que obturan esa boca de ingreso.
Emergencias, dragado y negocios
A través del
Decreto 1357/15, cuando gobernaba Jorge Capitanich, se decretó una emergencia
hídrica facultándose al Administrador
del Puerto para contratar -en forma
directa y sin concursos de precios ni
licitación pública- el servicio de dragado del Riacho y de las restantes operatorias portuarias que
hicieran que el Puerto pudiera retomar un funcionamiento aceptable y
productivo. En este decreto se alegó necesidades y urgencias para que la
emergencia permitiera disponer de fondos públicos sin estar quedar sometidos a
los controles habituales. Aquel
instrumento fue prorrogado por gobernador Domingo Peppo, mediante el Decreto
796/ 17.
Todo fue una puesta en escena para disponer de
recursos públicos sin controles. El Riacho Barranqueras no fue dragado de
manera urgente, a pesar de haberse decretado la emergencia hídrica. Ambos
decretos solamente sirvieron para que la administración portuaria contratara y
comprara en forma directa y poco transparente, en un espacio público que viene
sospechado de actos de corrupción.
Batimetría y nada
más
En junio de 2016 se
anunció que comenzaba la batimetría del Riacho Barranqueras para determinar el
real estado de situación del riacho Barranqueras. Por decreto 1636 se ordenaba a la APPB y a la
Administración Provincial del Agua (APA) que instrumentaran los convenios para iniciar la tarea de
dragado, asignándose 2 millones de pesos mensuales, más los fondos recaudados
en conceptos de tasas de dragado por la administración del Puerto Barranqueras.
De esta manera se anunciaba que se recuperaría la actividad portuaria.
A pesar del
anuncio, idéntico a otros repetidamente publicitados por los sucesivos gobernadores chaqueños, el Puerto periódicamente permanece inoperable
por la falta de dragado del Riacho Barranqueras, como factor determinante.
En archivo adjunto enviamos imágenes que acompañan la nota publicada en el siguiente link: http://www.centromandela.com/? p=20972



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