“Sabés lo que me dijo ayer un ministro… tremendo es… no sé si me animo a decírtelo… hablando de estos cuadernos: Si no hay pan que haya circo. Si no podemos darte actividad económica y la inflación no baja, por lo menos que te demos Cambiemos de otra cosa”.
La revelación no la
hizo un periodista militante k sino el editorialista Carlos Pagni en el canal
del diario La Nación y pasó casi desapercibida en el medio de tantos análisis,
comentarios y especulaciones sobre la más espectacular operación mediática, superior
en su impacto a los famosos bolsos de López.
La frase “pan y circo” se origina en Roma en la
Sátira X del poeta romano Juvenal quien
muestra su desprecio por la decadencia de sus contemporáneos romanos. “…
desde hace tiempo —exactamente desde que no tenemos a quien vender el voto—,
este pueblo ha perdido su interés por la política, y si antes concedía mandos,
haces, legiones, en fin todo, ahora deja hacer y sólo desea con avidez dos
cosas: pan y juegos de circo”, escribió Juvenal , criticando a los
políticos romanos que en 140 a. C. para ganar los votos de los pobres
regalaban comida barata y
entretenimiento como la forma más efectiva de subir al poder.
Más de 20 siglos
después, los desaciertos del gobierno hacen que sus expectativas electorales se
concentren sólo en el circo, que es lo
único que parece quedarle para repartir.
En su peor momento
social, político y económico, con una inflación galopante, la actividad
económica en caída libre, un creciente descontento social y la baja en todas
encuestas no solo del presidente Macri sino también de su principal candidata
alternativa, la gobernadora Vidal -afectada por la causa de los aportantes
truchos y la muerte de 2 personas en una escuela de Moreno por la desidia de
sus funcionarios-, la aparición de los cuadernos Gloria del chofer escritor le
trajo la única buena noticia del año al gobierno nacional.
En rigor la
aparición de las fotocopias, porque los originales nunca aparecieron, detalle
que no importó ni para el fiscal Stornelli ni para el cuestionado juez Bonadío
para ordenar la detención de decenas de ex funcionarios y empresarios, en el
marco de una causa que para muchos será similar al Lava Jato brasileño.
Es difícil saber
hasta donde podrá avanzar o hacia donde derivará una causa que llevan adelante un fiscal y un juez tan
afines al gobierno que no dudan en acordar con el propio presidente las
estrategias procesales, como la que permitió que su primo Angelo Calcaterra se
presente como arrepentido y en menos de dos horas se fuera tranquilo a su casa.
Por ahora sin dudas
sirve para que todos los canales de noticias y los programas de televisión
abierta y de radio dediquen todas las horas de su programación para especular
sobre la corrupción kirchnerista, único elemento que hasta ahora le dio rédito
político a un gobierno que no pudo mostrar ningún acierto en su gestión.
El presidente
necesita que la Justicia corrobore y confirme lo que ya hace tiempo la
corporación mediática -que lo protege y sostiene en el poder -decretó como verdad absoluta desde la fuerza
de sus medios: el kirchnerismo fue un
gobierno corrupto que no puede volver nunca más al poder.
En rigor lo que le
importa al establishment de otrora o al círculo rojo de ahora no es la
corrupción (a alguien de verdad se le puede ocurrir que Mauricio Macri es la
figura de la honestidad argentina?), es que no vuelvan sus políticas de
inclusión y de distribución de la riqueza, bajo ninguna forma de construcción
política.
La idea no es
original, es la misma que se aplica en Brasil con Lula aunque los procesos no
sean idénticos. Se trata de conseguir una anticipada condena mediática que
legitime una condena judicial, más allá de los artilugios legales que se
utilicen.
El cantautor Rafael
Amor solía contar en sus conciertos un chiste sobre los tiempos del circo
romano, en el que un negro era enterrado en medio del Coliseo. Sólo le quedaba
la cabeza afuera cuando le soltaron un león que irremediablemente se lo iba a
comer. Cuando el león se le tira encima, el negro moviendo rápido la cabeza alcanza a esquivarlo y en el mismo movimiento
con la boca lo prende al león de los testículos. “Peleá limpio, negro hijo de p….” dice que rugió la multitud.
El
circo criollo del cambio parece tener las mismas reglas. Ojalá usarán la misma
habilidad y eficacia para repartir el pan.
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