¿Quién
no ha visto alguna vez esta imagen, sobre todo en los pueblos y colonias de
Santa Fe? Esta maravillosa fotografía ha conservado un instante para siempre,
con tantos detalles y costumbres que yacen ahí, que para nosotros es un deleite
observarla.
En primer lugar la
típica familia inmigrante (en este caso, italianos), posando orgullosos -y
vestidos para la ocasión- en la puerta de su negocio, la “Cigarrería
Italiana” (ventas por mayor y menor, ¡bazar y librería también!) en Cañada
de Gómez, no muy lejos de Santa Fe. Podemos leer en el cartel que es propiedad
de “Virginio Partelli”, pero no sabemos si es el hombre que posa en el
frente.
Las publicidades en
el frente de la cigarrería nos dan una idea de las costumbres de la época:
arriba en el cartel principal reza “La gente chic fuma Reina Victoria”, conocido
lema de esta marca de cigarrillos que, aunque tenía un valor popular de 30
centavos, sus publicidades siempre estaban dirigidas a los fumadores de mayor
poder adquisitivo. Los “Reina Victoria” fueron los cigarrillos de la
gente culta y refinada. Los cigarrillos del atado venían envueltos en papel de
estaño para conservar la frescura y la fragancia del tabaco.
Los dos carteles
enmarcando la puerta de ingreso empujan con el “Fumen Avanti”, los
famosos toscanos “Avanti” muy populares en Italia y que a principios de siglo
comenzaron a ser fabricados en Argentina en forma totalmente artesanal. Se
vendían los envases conteniendo dos toscanos, al toscano original se lo cortaba
por el centro, justo donde estaba la etiqueta y se disponía de dos mitades, en
condiciones de ser fumadas. Esta marca de cigarros llegó a ser la más famosa
del país. A la promoción del tradicional toscano era frecuente verla en murales
y en los tranvías y era habitual encontrar personas fumando un “Avanti”. En
los bares, el “Avanti” integraba el aroma dominante, mezclado con el vaho del
alcohol durante las interminables partidas de truco o de tute. Los carreros
arengaban a los percherones sin sacarse el toscano de la boca. Los
vendedores ambulantes como fruteros, pescadores o maniseros, siempre llevaban
el toscano, encendido o apagado, durante sus tareas. La popularidad de este
cigarro estaba muy extendida, máxime si se tiene en cuenta que en la década del
30, el consumo anual era de 70 millones, elaborados principalmente con tabaco
Criollo Misionero. Los que fumaban cigarrillos preferían el tabaco negro sin
filtro, ya que el tabaco rubio aún no había alcanzado popularidad. La inclinación
hacia los toscanos comenzó a declinar en la década de 1950, dando lugar al
consumo de cigarrillos rubios. Como consecuencia de ello, la empresa cerró sus
puertas en el año 1958. Los cigarros “Avanti” fueron durante más de medio
siglo, los toscanos más populares (por lo económico) en Argentina.
El gran cartel de “Cigarrillos
43”, a la izquierda de la fotografía, promociona la venta hacia un sector
más popular, dado su valor de 20 y 30 centavos. Netamente argentinos, debe
su nombre a una expresión bursátil de la época al referirse al número de
corredores habilitados (42) y al grito de “¡43!” que alertaba la presencia de
un intruso. Siendo un “lujo de primera necesidad” se lo promocionaba para
"brindar compañía en la soledad", situación muy común en las largas
travesías en carretas o carruajes y ni que hablar al cruzar los mares. Los
“43” identificaban el gusto, el sabor y el aroma del cigarrillo argentino. Los
“43” eran cigarrillos 100% de tabaco negro, es así que salen a la venta en los
‘60 los “43/70”, respetando el nombre original pero agregando el nro. 70 que
hacía alusión al porcentaje de la mezcla, ya que los “43/70” eran una mezcla
con el 30% de tabacos Virginia, (rubios) y el 70% restante tabaco negro, lo que
les confería ese sabor más suave que hizo famoso al “43/70”.
Un cartelito más
chico promociona necesidades más terrenales con las “Píldoras de la Vida del
Dr. Ross”, y que más allá de frases grandilocuentes como “verdaderamente
deleitosa y que siempre resulta sobresaliente en bondad”, no dejaban de ser un
laxante…
Finalmente, sendos
afiches promocionan obras en el teatro Cervantes (para su reinauguración,
suponemos, dado la palabra “debut” que alcanzamos a leer, ocurrida el 09 de
octubre de 1926) y otro más grande y a la derecha de la fotografía para el
teatro Verdi, donde se alcanza a ver el año 1927 (en este caso, inaugurado el
14 de febrero de 1925).
Prestando atención
al entorno, las calles de tierra con las cunetas al costado, la vereda de piso
de ladrillos, el auto circulando a lo lejos, el arbolado tan típico de esos
años (son paraísos, ya que eran los únicos a los que las mangas de langostas no
devoraban, dado el veneno natural que contienen sus hojas y frutos).
Para lo último
dejamos el detalle que más nos encantó de esta belleza, y es el niño que
podemos ver a la izquierda, observando embelesado la vidriera del negocio,
seguramente llena de tesoros…
¿Tal vez
gente amiga de Cañada de Gómez nos pueda contar algo más de la fotografía?
Fotografía:
Archivo SFA.
Fuente: www.facebook.com/santafeantiguo
La Imprenta se comunicó con integrantes de
Santa Fe Antiguo (S.F.A.); y
en diálogo con Marcelo Allassia, administrador de la entidad, nos
proporcionó a nuestro medio el riquísimo material histórico para esta
publicación, incluida la fotografía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario... bienvenido a nuestro sitio... te esperemos pronto... y seguimos en contacto.