Hace 50 años
teníamos un transporte cómodo, eficiente, rápido, ecológico y económico que nos
comunicaba con Rosario. Hoy los trenes no existen, los colectivos son carísimos
e ineficientes, las rutas están destruidas y el peaje de la autopista es un
gran negocio de los amigos del poder.
Por Mario A. Chiappino
Periodista
El tren salía de
Cañada a las 4 de la tarde, siempre puntual. En realidad pasaba a esa hora por
la estación porque venía desde Las Rosas. Yo llegaba a la estación caminando,
con el estuche del saxo tenor en mis brazos, y algo para la merienda. A las 6
de la tarde entraba a mi clase de audioperceptiva y después a la de saxo, en la
escuela municipal de música de Rosario. Poco después de las 22 me pegaba la
vuelta, desde pleno centro de Rosario. Una variopinta muchedumbre ocupaba los
vagones, tanto de ida como de vuelta, cuando se volvía más interesante, porque
la mayoría eran estudiantes o trabajadores que viajaban diariamente y
terminaban armando pequeñas cofradías que compartían mate, juegos de cartas,
libros y charlas interminables.
Mario Chiappino - Periodista |
Pasaron más de 40
años, y sin embargo, parece que se tratara del futuro. Porque además este
transporte era eficiente, rápido, ecológico y tan económico que permitía viajar
diariamente como si se tratase de un colectivo urbano.
Con la dictadura
comenzó la paulatina destrucción de los trenes de pasajeros en el mal llamado
interior del país, que culminó con el “ramal que para, ramal que cierra” del
inimputable riojano que destruyó todo lo que quedaba hasta los 90 en manos del
estado.
Desde entonces, y
hasta el día de hoy, más allá de discursos de campaña y de búsquedas
bienintencionadas pero carentes de poder real, nada ha cambiado. Y para los
cañadenses parece cada vez más difícil llegar a Rosario con la fluidez que
merecería el siglo XXI.
Los trenes no
existen, los colectivos son carísimos e ineficientes, las rutas están
destruídas y el peaje de la autopista es un gran negocio de los amigos del
poder.
El tema ferroviario
apareció en el debate entre los cuatro candidatos a intendente de Rosario, que
dejó un pedido generalizado para la vuelta de los trenes de pasajeros. En especial lo que ahora llaman servicios de
cercanía, es decir los que conectan localidades del área metropolitana con
Rosario.
En los hechos
existe una ley provincial que creó una empresa mixta entre Estado y privado
para explotar los trenes de pasajeros en la provincia. Pero increíblemente, 7
años después de haber sido votada y promulgada, aún no fue reglamentada y por
lo tanto quedó en letra muerta. Sólo existe una unidad de gestión abocada a
otras tareas complementarias, ya que Nación no autoriza el uso de las vías,
muchas de ellas –como las que pasan por nuestra ciudad- en manos del Nuevo
Central Argentino (NCA) para cargas.
El 24 de noviembre
de 2011, la Legislatura provincial aprobó por unanimidad la creación de la
primera entidad mixta (entre privados y el Estado) de la provincia que
gestionará los ferrocarriles, con el objetivo de reactivar el servicio de
pasajeros desde Rosario hacia las distintas localidades santafesinas. Uno de
los tramos más promocionados precisamente fue el tren de pasajeros de
"proximidad" que pudiera enlazar Rosario con Funes, Roldán y Cañada
de Gómez.
La ley 13.242 fue
una iniciativa del ex diputado del ARI Pablo Javkin y actual candidato a
intendente de Rosario. Allí se planteaba la creación de una unidad especial de
gestión ferroviaria de carácter transitorio y como paso previo a la Empresa
Mixta Ferrocarriles de Santa Fe S.A. (Efesa) encargada de reactivar los ramales
y efectuar las concesiones necesarias con el fin de que empiecen a funcionar
los trenes.
El titular de la
Unidad Especial de Gestión Ferroviaria (Uegf), Ricardo Langer, explicó que su
repartición efectuó en 2016 un análisis de los corredores para un servicio de
pasajeros entre Rosario y Cañada de Gómez y Rosario-Casilda, con un estudio de
costos, en contacto con los intendentes, junto a un plan de readaptación de las
estaciones de pasajeros y nuevas paradas.
Hasta ahí todo
parecía fantástico. Sin embargo todo se desmorona cuando se necesita de la
voluntad política –y en parte económica- del gobierno nacional. En efecto, las
vías están concesionadas al NCA para el servicio de trenes de carga, que tiene
su señalización y barreras. Pero es el gobierno nacional quien debe actuar
frente a la empresa para poder adecuar y utilizar estas vías para hacer un
servicio de pasajeros de calidad. Y el gobierno de Cambiemos no tiene ningún
tipo intención de hacer nada al respecto.
Pero tampoco hubo
demasiada convicción en el gobierno provincial, aunque la excusa de siempre sea
transferir las culpas a nación. En todos estos años jamás se reglamentó la ley,
lo que hubiese implicado la creación de Efesa, es decir una empresa con al
menos el 50 por ciento de participación estatal; junto a la puesta en marcha de
los servicios que hasta ahora están sólo en el papel.
Las excusas de
Langer se basan en que primero había que obtener resultados en cuanto a una
prestación cierta y después proceder a la reglamentación de la ley. "Le
dijimos al Estado nacional que queríamos un servicio de pasajeros de calidad.
Nos hacíamos cargo de todo: el material rodante, estaciones, administración,
mantenimiento y sólo requerimos arreglar las vías, porque era su potestad, la
de garantizar que los convoy corran a una velocidad y seguridad. No lo
conseguimos", le dijo al diario “La Capital” el funcionario.
Sin embargo para
Carlos Fernández de Los Amigos del Riel, “la jurisdicción ferroviaria, o está
concesionada o la opera el Estado nacional, pero esto no quita que la provincia
tendría que haber empezado hace rato las tratativas en Buenos Aires para
imponer como en otras provincias un servicio". En este sentido el
concesionario de cargas no puede negarse a un servicio de pasajeros. “Hoy se
hacen largas distancias por vías concesionadas a NCA. Acá tendría que haber
algo similar y Santa Fe tiene el instrumento legal para prestar el servicio.
Faltó decisión y encararla", resumió Fernández.
En definitiva, más
allá de las palabras y las supuestas buenas intenciones, hace falta decisiones
políticas y acciones concretas para arrancarle al gobierno nacional la
adecuación de las vías y para constituir una empresa provincial que de verdad
empiece a operar por la vuelta de los trenes. Pero para esto deberían ponerse a
trabajar codo a codo concejales, intendentes y senadores de la región, dejando
de lado las peleas de campaña.
Sería
una buena manera de mejorar de verdad la vida de la gente.
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