René Puntano,
mecánico jubilado de 69 años, oriundo de la salta, vive en Cañada de
Gómez desde el año 1977 aproximadamente. Un año atrás las autoridades
municipales ejecutan la demolición de su hogar sin previo aviso y de este modo
empieza el derrumbe de una historia. Hace una semana se entregó la llave de la
nueva vivienda.
Por Emanuel N. Soverchia
Un sujeto ya
conocido en nuestra localidad, por realizar transacciones de compra-ventas de
tierras en el sur cañadense, es quien le vende el terreno donde hasta el día de
hoy reside Puntano, calle San
Lorenzo 202, recibiendo de éste un boleto de la compra en aquellos años. Una
tarde de frío intenso se reúne con su vecino a tomar mates y comienza a
sentirse mal, sus piernas se paralizaron, su rostro comenzó a deformarse,
estaba sufriendo un ACV (Accidente cerebro vascular) donde termina internado en
el Sanatorio Regional local, unos días después de darle el alta, decide seguir
su rehabilitación en la casa de su hija. Al cabo de una semana toma la
determinación de ver televisión como de costumbre, el noticiero local: vaya
sorpresa se llevó “El nono”, como le dicen en el barrio a Puntano; su casa,
aquella que había construido con sus propias manos, donde vio nacer y crecer a
sus hijos, estaba convertida en escombros, demolida por las monstruosas
maquinarias de la municipalidad, sin previo aviso ni orden judicial alguna de
desalojo; que es el mínimo requisito que se necesita para llevar adelante
semejante labor de destrucción de una propiedad privada. La excusa del
municipio fue demolición por limpieza de terrenos y luego por prevención de
derrumbe. No es casualidad que a unos metros de esta vivienda la Autopista Rosario-Cordoba
recientemente construida recorra un tramo del lugar y culmine en un acceso a la
ciudad.
Esto no es lo
peor; además de no avisarle al propietario de la demolición de su hogar, el
procedimiento se realizó con todas las pertenencias de Puntano dentro de la
vivienda: muebles, ropas, y demás posesiones. Nada ha podido ser rescatado de
las ruinas de esa casa puesto que el techo, ladrillos y el polvo destruyeron todo a su paso.
Un tiempo
anterior al suceso lastimoso de la destrucción, la Asistente Social de la municipalidad, Verónica Cechetto,
visitó a René para pedirle de manera sutil que accediera a ser llevado a un
Geriátrico sustentado por el municipio; para que estuviera mas tranquilo y allí
sería beneficioso para él; además de reclamar que el terreno era municipal.
Puntano se niega, puesto que en ese momento era empleado mecánico y además
tiene cuatro hijos y autosuficiencia. La respuesta de los funcionarios locales
fue acusar a Puntano de usurpador. Y empezaron a caer compradores del lugar uno
tras otro deseando adquirir la casa ofreciéndole a René hasta 1000 pesos; la
idea era obtener el terreno obsesivamente a cualquier precio.
“No solo han destruido mi casa, sino me han
destruido a mí… porque se fueron todos los recuerdos con ella” comenta
Puntano casi al borde de las lagrimas.
“…busque y busque fotos y recuerdos de mis
padres y abuelos…” añade.
Las autoridades
municipales resuelven construirle un nueva casa, en el mismo lugar donde se encontraba
la que demolieron, pero lo harían con la condición de que René pidiera al
municipio un subsidio y lo entregase para comenzar la construcción de su “nuevo
hogar”; éste se niega y contrata a un abogado; el Dr. Olivares de la ciudad de
Rosario, quien acompañó a su defendido a una conferencia de prensa y comenzaron
los procedimientos de denuncia. Se investigó si la compra de esos terrenos fue legítima
y se constató que si lo era; la firma validaba la propiedad y Puntano se
proclamó querellante. Lo curioso de todo este caso es que se llega a este
acuerdo de reconstruir la propiedad puesto que las originales denuncias hacia
las autoridades locales serían graves; hoy retiradas debido a que podían los
funcionarios perder los mandatos por un plazo de dos años, perder los títulos y
demás, esto desembocó rápidamente en resolver el conflicto dandole a René una “nueva
y hermosa casita” haciendo acorde al lema de “hermosear la ciudad” y que desde
los autos que pasan por la autopista se vea una ciudad linda sin pobreza.
Aunque aún está el caso abierto en la justicia bajo la denuncia de daños y
perjuicios, daños morales, etc.
Hace una semana
René Puntano recibió las llaves en mano de la nueva vivienda, contento de
volver a su lugar, a su paisaje, a su silencio… pero al borde del sollozo en
los ratos de nostalgia añorando su historia, revolviendo entre polvorientos
recuerdos, buscando su pasado bajo los escombros.
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