El
pasado 22 de noviembre se cumplieron 12 años de la última y fatal inundación
que azotó gran parte nuestra ciudad, precisamente la zona sur. Dejando muertos
y barrios enteros devastados como resultado de una tragedia que pudo haberse
evitado.
La tarde del 22 de noviembre de 2000 yacía tranquila
bajo el sol, de pronto se aventuraba una tormenta que poco advertía lo que
ocurría en minutos. Comenzaba a llover y de pronto fue torrencial, un aluvión
espeso barroso se aproximaba desde oeste de la ciudad, circulando por calle
Sargento Cabral a gran velocidad , trayendo consigo lo que a su paso arremetía,
el arroyo se saturó y desbordó de un momento a otro; a causa de la desidia de
una obra sin terminar, puesto que las escavadotas habían amontonado la tierra
del dragado sobre las orillas de la cuenca y esto resultó formar un muro de
barro que no permitía el paso del agua hacia el arroyo, lo que logró un rebote
de la misma desembocando sobre los barrios arrollando los hogares cañadenses.
“El agua se
desplazaba por las calles de la ciudad con una velocidad de río de montaña” – argumenta Susana Masa miembro de la A.P .C.I. (Asamblea Permanente
por el Control de Inundación)
Continua Susana: “Así como llegó rápidamente, también
rápidamente se dispersó… fue una catástrofe”
Días antes de la tragedia un grupo de vecinos
reunidos, al ver una anterior inundación menor, convocaban a los ingenieros
responsables que coordinaban la obra (dragado de la cuenca del arroyo)
advirtiéndoles que dicha labor no daría resultado porque el ensanchamiento de
la cuenca del arroyo no tenía drenaje a la salida de la ciudad; en caso de
fuertes lluvias, la zona quedaría bajo agua. Se les hizo caso omiso a los
vecinos y se siguió el trabajo. Por aquellos años Abate era intendente en
nuestra ciudad.
El resultado
fue la devastación de hogares, perdidas materiales incalculables y víctimas
fatales, entre éstas la de una niña de 8 años, la cual su mamá la sostuvo de la
mano hasta el momento en que el agua la arrastró a su fauces. Y la de un vecino
que había quedado varado en medio de la corriente pidiendo rescate hasta que se
vehiculo volcó y quedó atrapado debajo de éste, murió ahogado, sus últimos
minutos fueron filmados por las cámaras noticiero local.
- “Antes de la
inundación del 22 una lluvia común dejó
los barrios del Sur como una gran
pileta, por eso advertimos a los ingenieros que la obra no daría resultado” –
comenta Susana a El Informe.
Inmediatamente comienzan los rescates y evacuaciones,
se advierte que los equipos de salvación eran precarios pero la comunidad se
puso al servicio de las victimas. El operativo desde las autoridades, vecinos y
funcionarios duró días. El agua tomó dimensiones de hasta casi 2 metros de altura
cubriendo casi por completos las viviendas.
A consecuencia
de lo ocurrido se forma la A.P .C.I. (Asamblea Permanente por el Control
de Inundación), funcionaba su sede en el local de la Vecinal 17 de Agosto,
donde se conformó una mesa directiva
pero sin liderazgo, las actividades a seguir, se coordinaban de manera
lineal, dicha asamblea llegó a tener hasta 300 miembros. La cual comenzó a
recorrer los barrios diezmados y organizar las marchas mensuales en reclamo de
respuestas. Los medios de comunicación de todo el país se hicieron presentes,
entre éstos El País del Litoral y Clarín. Tomando una repercusión a nivel
nacional rápidamente. El presidente de turno de la Nación , Fernando De La Rua , visitó la ciudad y
recorre las zonas afectadas aportando $
3.000.000 y el Gobernado de la
Provincia de Santa Fe, Carlos Reutemann colaboró con $ 500.000. La asamblea decidió cortar los
accesos a la zona sur, porque algunas personas se acercaban en automóviles solo
por curiosidad y esto entorpecía el trabajo de los rescatistas y la noche
comenzaba a caer, lo cual resultaría peligroso para las evacuaciones. Solo
pasaban los vehículos de salvación y salud. Se crea paralelamente al APCI, un
Comité de Crisis en el Municipio cuya dirección no permitía la intervención
para el Control de las donaciones a esta entidad auto convocada por vecinos
afectados. Y muchas de las donaciones fueran entregadas a las victimas por
presión de la APCI ,
puesto que las autoridades muchas veces se negaban a darlas.
El dinero tuvo un destino desolador; se repartió a los
vecinos de manera que cada vivienda obtuvo $ 500, y la mala administración de
estas resoluciones llevó hasta casi la desintegración
de la organización.
- “Ese dinero
trajo discordia entre los vecinos, nos dividió…” – se lamenta Susana.
Continua: - “Todos
los años aunque seamos pocos, estamos presentes en un acto conmemorativo”
No conformes con esto los vecinos cortaron la Ruta Nacional 9 desde Calle Marconi hasta el cruce de las
vías del ferrocarril; nacía así el movimiento piquetero de Cañada de Gómez.
Gendarmería se hizo presente para amedrentar la medida. El corte duró días.
Hoy la
APCI está cada vez más sola, formada por 2 o 3 de aquellos
primeros 300 miembros que fundaron la organización barrial, ellos, quienes aún
siguen presentes frente a la placa que se erige bajo la sombra de un “palo
borracho”, detrás de la
Escuela Municipal Pedro Reün, siguen marchando y homenajeando
a las víctimas de la más trágica Inundación para que Cañada de Gómez no olvide
que todos juntos podemos ser fuertes frente a la adversidad de la desidia y que
aquella tragedia pudo haberse evitado.
Fuente: Periódico El Informe de la Ciudad - Cañada de Gómez
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